En la Ciudad Santa no hay estatuas que recuerden a personajes del pasado, pero cada tanto aparecen en sus calles personas que cambian sus vestidos o dicen ser seres de la Biblia y a quienes los médicos atribuyen el "Síndrome de Jerusalén". "Soy descendiente del rey David y vine a Israel para recordarle a los judíos que deben seguir los mandatos de Dios y no olvidar las palabras de los profetas. Sólo así llegará el Mesías", dijo Michael, un estadounidense que asegura haber llegado a Israel para "cumplir una misión de dos semanas".
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