La crisis es para muchos una circunstancia que sufren los demás. En plena explosión del gasto y la deuda pública motivada por la recesión actual, el Gobierno hace alarde frente a las cámaras de ajustar sus presupuestos y apretarse el cinturón. Pero la regla de ser austero, o al menos parecerlo, se la saltó ayer la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde. Los políticos no se resisten a la tentación de ser protagonistas ni se resignan al anonimato. Y Sinde invitó a la prensa con pasajes de avión en clase business
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