Es un vigilador que atropelló con un carrito de golf a un niño de 2 años en un barrio privado en Argentina. Sus abogados habían presentado un certificado de defunción falso, aludiendo que había sido arrollado por un tren. La particular historia incluyó reconocimientos de cadáveres y estudios de ADN. Todo comenzó en 2005, cuando un menor de dos años fue atropellado por un carrito de golf, manejado por el vigilador Juan Carlos Díaz. Cuando la causa llegó a juicio oral, los abogados de Díaz se presentaron informando de la muerte de su cliente.
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