Las residencias pierden estudiantes por la caída de la clase media y las elitistas mantienen su cupo o lo aumentan. En la habitación no queda nada. Ni sábanas revueltas. Ni libros. Ni apuntes. De las fotos y los recuerdos que llenaban las paredes, solo permanecen las marcas de las chinchetas. "Es una época complicada para las familias. El alto coste de los colegios y de las matrículas hace que la gente se plantee más si puede mandar a sus hijos a Madrid",analizan en El Johnny. En la cafetería apenas se oye nada a las nueve de la noche...
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