España necesita dinero urgentemente y el camino más corto que ha encontrado la administración para conseguirlo es vender o lo que es lo mismo, privatizar. Las privatizaciones amenazan desde empresas públicas simbólicas, como los ferrocarriles; hasta las academias de música del barrio. Allí donde el Estado ve dinero rápido, hay un candidato a pasarse a lo privado.
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