En la Edad Media, los mercaderes árabes usaban huesos de melocotón como anticonceptivo para los camellos. Si bien esta práctica pretendía impedir la preñez (engorrosa durante las caravanas), no evitaba que los camélidos se contagiaran de virus y bacilos propios de sus costumbres sexuales. Todas las especies animales consideradas tienen al menos una ETS propia. Entre las más estudiadas está la llamada sífilis del conejo (produce llagas en la boca, inflamación de los genitales, etc.).
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