Ser adicto al sexo es ser un adicto. Miedo, temblores, mono. Sesiones de horas de sexo que no producen placer y que sólo mitigan por unos instantes la angustia, la ansiedad. La adicción al sexo está en el centro del debate. Hoy por hoy, no está reconocida como tal en el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM en inglés), el manual que permite efectuar un diagnóstico. En España, buena parte de los que apoyan su incorporación al DSM en su próxima reedición prevista para 2012 abogan porque se reconozca una realidad innegable.
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