El agua es mía. Es la consigna que resuena en los tres vértices de ese triángulo irregular que es Catalunya. Y este clamor es un estruendo porque se oye cuando el área de Barcelona afronta la sequía con el nivel de reservas más bajo nunca conocido, y cuando se empieza a planificar las restricciones domésticas.Tanto Gerona comom Tarragona y sus intereses no ceden su agua porque los conflictos sociales demuestran que "prevalecen los intereses egoístas y territoriales".
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