George Lucas ideó planetas con dos soles y las ciudades flotando en el aire, y Gene Roddenberry inventó decenas de mundos que eran todos sospechosamente similares al desierto de California del Sur. Pero conforme se producen los reales avances en la exploración del espacio y empezamos a aprender como es realmente la superficie de esos mundos distantes, se hace cada vez más claro que nuestra imaginación no tiene ninguna posibilidad de competir con la sorprendente locura que existe en el espacio exterior. Traducción:
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