Una de las mayores amenazas sanitarias mundiales es también una de las menos admitidas: más de 100 millones de personas literalmente respiran y comen contaminantes como plomo, mercurio y cromo cada día, según un informe del Blacksmith Institute y otras organizaciones. Sin embargo, la atención mundial y miles de millones de dólares se centran en la lucha contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), la tuberculosis y el paludismo, que afectan a una cantidad similar de personas.
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