Las personas espirituales pero no religiosas (en contraste con las personas que sí son religiosas, agnósticas o ateas) son más propensas a desarrollar un “trastorno mental”, “depender de las drogas” y “tener hábitos alimenticios anormales”, como la bulimia y anorexia, según el estudio publicado en la edición de enero de The British Journal of Psychiatry.
bjp.rcpsych.org/content/202/1/68.abstract