Aparecen de un día para otro. Siembran el pánico. Matan. Los gobiernos gastan cientos de miles de millones. Y cuando los que comercian con las píldoras o las vacunas de la supuesta solución ya se han forrado, el mal empieza a decrecer hasta que desaparece. Sin que nadie sepa explicar el por qué, todo vuelve a la normalidad. Y Hasta la próxima pandemia.
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