Aunque la “trama de los trajes” no es más que la punta del iceberg en una maraña de tráfico de influencias y malversación, la vida del sastre no volverá a ser la misma a nivel personal ni profesional. No sólo ha sido despedido de su empresa sino que confiesa que Camps ha dejado de llamarle y no para de pensar “en lo que pudo haber sido y finalmente no fue”. Mientras, sigue tejiéndole trajes que espera que el presidente de la Generalitat se ponga algún día.
|
etiquetas: sastre , camps , amor