¿Cómo evitar que un hombre tan proclive a los errores de pronunciación en su propio idioma como Bush (sabido es, por ejemplo, que él dice nukelar en lugar de nuclear) meta aun más la pata al leer los nombres de sitios y mandatarios extranjeros? Por error, la Casa Blanca ha distribuido su discurso ante la ONU tal como lo ve él, y así ha salido a la luz la un tanto infantil técnica de deletreo fonético que su equipo emplea para intentar ayudarlo. Artículo en inglés.
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