Según un portavoz de la Dirección General de Farmacia, existe la sospecha de que Dragó haya cometido varias irregularidades. La primera, hacer publicidad de un medicamento que sólo se puede vender con receta, lo que es "ilegal". Los únicos fármacos que pueden anunciarse al público general (en medios no especializados) son las denominadas especialidades publicitarias, unas pocas, llamadas EFP, que apenas representan el 5% del total.
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