“Un teléfono Samsung fue mi salvación, porque me sirvió de brújula”, confesó el arriesgado surfista, quien cumplió el trayecto sin chaleco salvavidas ni otros pertrechos, y enfrentó olas de más de 20 pies al atravesar la corriente del Golfo de México. Tras la salida, el trío se disgregó y perdieron la visibilidad entre ellos a las cuatro horas de viaje. Vergara fue atendido a su llegada por empleados del hotel y luego permaneció brevemente en un hospital de Cayo Hueso. Sus manos estaban llenas de ampollas.
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