Eliminar la arritmia mediante la oclusión con alcohol de la pequeña arteria que irrigaba el territorio donde estaba localizada. Esta fue la forma de provocar de forma controlada un pequeño infarto que salvó la vida de un hombre que no hubiera resistido hasta la llegada de un trasplante cardíaco viable. Así, expertos del Hospital Gregorio Marañón de Madrid salvaron a un paciente de 67 años con una arritmia ventricular que no fue posible eliminar anteriormente mediante catéter intravascular o cirugía cardíaca abierta.
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