El Banco de España dio ayer una lección de realismo al Gobierno para evitar que la salida oficial de la recesión provoque en el Ejecutivo una peligrosa borrachera de entusiasmo. Que se haya puesto oficialmente fin a la recesión con un raquítico crecimiento no supone de ninguna de las maneras que la recuperación esté en marcha. El dato de crecimiento podría ser incluso contraproducente si el Ejecutivo lo convierte en la coartada para evitar hacer las tareas que la economía española tiene pendientes.
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