Dicen que la flor de sal hay que recogerla antes del amanecer porque su fina costra de diamantes resulta tan sutil que se diluye al primer rayo de sol. Su rareza -escasez, por tanto- y volatilidad en el paladar se han convertido en los mejores aliados de la aventura gourmet de Salinera Española, que ya conquista a los consumidores de Estados Unidos, donde ha comenzado a exportar sus famosos huevos de sal bajo la marca Soso.
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