“Los presupuestos se inflaban sistemáticamente. ‘Road Spain’ (2008) y ‘Raval Raval’ (2006) costaron algo más de medio millón, pero constaron como producciones de un millón y pico. Yo misma veía cómo se negociaba con los proveedores para que se emitieran facturas falsas”... “El problema es que el propio sistema ha invitado al fraude todos estos años. Sale rentable hacer películas y comprar tú tus propias entradas”, manifiesta un productor que prefiere no ser identificado”.
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