En el apartado de las tonterías, hay que colocar los comentarios sobre Túnez como la primera revolución de Wikileaks, cuyos telegramas diplomáticos no revelaron a los tunecinos nada que no supieran ya. Además, hay que añadir otra nueva ronda de comentarios sobre el poder de Twitter. Al igual que en el caso de Irán en 2009, la exageración está garantizada.
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