Los clientes despistados, en su mayoría turistas que llegan de la plaza de Colón, que acuden a la farmacia de la calle de Goya en Madrid a comprar condones, salen del establecimiento sin ellos y con una reprimenda de regalo. Su titular, la licenciada Pilar Díez Pison, argumenta "motivos religiosos y sanitarios" para negarse a dispensarlos: "Algunos catedráticos dicen que no son seguros, se rompen y creo que no son un producto bueno para los adolescentes", explica. Relacionada:
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