Josefina y Julián son un matrimonio de ancianos de 86 y 87 años respectivamente. Viven en su piso de 40 metros cuadrados con un único dormitorio, la medicina les confirmó el capricho de la naturaleza: no podían tener hijos. Pero no era la única desgracia que les esperaba, Josefina empieza a tener un Alzheimer muy avanzado, enfermedad que enterró a su hermana Pilar, mi abuela. En esto que reciben la llamada de un avispado comercial de Iberdrola.
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