Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, ha perdido una buena oportunidad de ser un político diferente. Ha optado por lo más fácil: bajar los impuestos para arañar unos votos en lugar de lo que hubiera sido más sensato, plantear un IRPF más equitativo y con más potencia recaudatoria. Precisamente, para proteger a quienes dice defender. Porque las rentas bajas son quienes más se benefician de los servicios públicos y de las prestaciones sociales. Y de ahí que cuando se opta por mermar los ingresos del Estado, las perjudicadas son las rentas bajas.
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