Es justo decir que la infancia de los neerlandeses es diferente. A los niños se les enseña a no depender demasiado de los adultos; a los adultos se les enseña a permitir que los niños resuelvan sus propios problemas. Dejarlos en el bosque sintetiza estos principios de una manera extrema, confiando en la idea de que incluso para los niños cansados, hambrientos y desorientados, hacerse cargo de la situación genera una emoción que compensa. Se trata de una tradición neerlandesa de exploración conocida como dropping.
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