Esta historia podría resumirse de muchas maneras. La primera es que un joven, tras una agresión policial, sufrió una fractura de cúbito que le supusieron siete meses de baja laboral y un cambio de vida. O podría contarse como el caso de un joven que, sin tener que ver con los altercados que se estaban produciendo, se llevó un golpe de un agente. O también, según ha determinado la justicia, puede resumirse de la siguiente manera: el agente actuó de manera correcta y el joven pudo haber evitado la agresión si hubiera ido por la otra acera.
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