Les gusta levantar la pata y en sus paseos callejeros suele ser habitual este gesto territorial sobre las farolas, si bien las consecuencias que generan las micciones caninas sobre las farolas a lo largo del tiempo entrañan alto riesgo para la seguridad de las personas. El efecto de los orines de los perros sobre los báculos es la corrosión hasta el punto de que el Ayuntamiento de Almería se ha visto en la obligación de retirar hasta un centenar de luminarias que amenazaban con desplomarse.
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Con 1000 euros anuales por perro se solucionarían muchas cosas.
Espero que algún día se imponga el progreso y se obligue por ley a que todas las mascotas hagan sus necesidades en las casas, y que el que quiera perro, que apechugue con todo lo que implica...lo mismo que el que se hace con un hamster o con un gato.