Los restos momificados, originarios de Nepal, estuvieron en un sótano de un museo londinense desde la década de los años cincuenta. Una muestra de ADN ha demostrado que el dedo no pertenece a la legendaria figura, sino que es en realidad un hueso humano. Los expertos aseguran que, de acuerdo a informes sobre el Yeti, el dedo debería ser más largo, robusto y con pelo.
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