La sentencia fue histórica. En febrero de 2008, la titular de un juzgado de lo penal de Barcelona condenaba a los padres de un alumno a un año de prisión (no suponía ingreso en la cárcel) por agredir a una docente. "Si la administración educativa confiara más en el docente no haría falta esta figura. Pero la administración da más credibilidad a los padres y a los alumnos"
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