Explotada por su dueño por playas y chiringuitos de la Costa del Sol, padecía una crisis de identidad y creía ser una persona. Imitaba gestos y trataba de reproducir vocablos. Esta es la historia de cómo regresó a su especie. Una información llevó a los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) hasta una finca apartada de Málaga. Allí, encerrada en una jaula de poco más de un metro cuadrado de superficie, encontraron a Julieta, que llevaba "confinada en ese espacio pequeño durante los últimos diez años".
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