Un día pusieron fin a la convivencia con su pareja. Entonces se encontraron con que la nueva vida llegaba sin piso y plagada de problemas económicos: si hay hijos, normalmente la custodia es otorgada a la madre, que por lo tanto se queda con la casa familiar. El progenitor ha de afrontar una pensión alimenticia (300 €), el alquiler de una nueva vivienda (600€), más el pago de parte de la hipoteca de la vivienda en la que ya no vive y, en muchos casos, pensión compensatoria para la mujer. La situación es insostenible con los sueldos actuales.
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