Decía Joseph Goebbels, principal jefe de propaganda del tercer Reich, que “Una mentira mil veces repetida… se transforma en verdad”, que los hombres atienden más a lo que dice el poderoso que a sus actos o, en definitiva, que yo puedo clavarte un puñal siempre que te diga que en realidad te he dado un abrazo. Un gran ejemplo de lo que acabo de exponer se puede ver en el discurso sobre ciencia, no sólo del actual gobierno del Partido Popular, sobre el que recae más culpa por no haber sabido más que empeorar una situación ya deprimente.
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