[c&p] Ochenta años de investigaciones confirman que los individuos religiosos son más persistentes y más eficientes en la consecución de los objetivos. Por ejemplo, ciertos rituales religiosos –como la oración o la meditación- afectan a partes de la corteza del cerebro humano que resultan claves en la autorregulación y el autocontrol. Por otro lado, las religiones contribuyen al autocontrol porque proporcionan a los individuos modelos claros de comportamiento.
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