Cuando ese alguien dice que practica el reiki, siempre hay cerca un periodista dispuesto a tragarse el cuento y hacerle publicidad, cuando el reiki no es sino una imposición de manos guay porque procede de Oriente, y está engalanada con palabras como energía y vibración. Por eso puede encontrarse uno, en un periódico que se dice serio, con reportajes como “Reiki: manos que curan”, publicado ayer en El Mundo y en el que se afirma que alivia las molestias de la quimioterapia en los enfermos oncológicos y puede “incluso curar dolores crónicos".
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