En el festejo del Día de la Tierra, su Madre Naturaleza le hizo un espléndido regalo: la extensión de los hielos del Ártico es la más alta registrada desde 2002, llegando a superar la media 1979-2000. Esta excelente noticia, que debería de llenar de alegría a quienes lloraban y gritaban a todos los vientos la inminente desaparición de los hielos árticos para el año 2012, les ha caído muy mal. Claro, a nadie le gusta comprobar cómo las profecías exageradas que fracasan estrepitosamente no contribuyen a mantener su futura credibilidad.
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