El miedo y la dependencia económica son algunos de los motivos que hacen que las víctimas de violencia de género tarden más en cortar los lazos que las unen a sus maltratadores. Para dotar a estas mujeres de un entorno seguro en el que empezar de cero con sus hijos, existen por todo el país decenas de casas de acogida gestionadas por servicios sociales, agrupaciones en defensa de los derechos de las mujeres y ONG. Julia Adamuz dirige uno de estos centros. «Suele estar siempre completo, incluso en pleno confinamiento tuvimos un ingreso».
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