El estado de bienestar español es más pequeño que el de nuestros vecinos europeos, pero no por mucho. Gran parte de la diferencia se debe a que nuestro sistema sanitario es excepcionalmente barato, en parte porque nuestra población es de media más joven, en parte porque España paga mucho menos a sus médicos que el resto de la eurozona. Si nos centramos en gasto social únicamente, nuestro problema no es solo que gastamos menos que nuestros vecinos, sino que además lo hacemos realmente mal.
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