La reforma electoral que baraja el PP para ponerla en marcha coincidiendo con los próximos comicios municipales, limitará el papel de la oposición no sólo a la hora de designar alcalde. Los partidos que no consigan el bastón de mando también verán reducida su potestad a lo largo de la legislatura para exigir responsabilidades políticas al regidor de turno, salpicado por corrupción o sin respaldo de la mayoría social. La moción de censura y la cuestión de confianza, no está asegurado si prospera el plan anti-Podemos del Gobierno Rajoy.
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