La afición en Holanda por los petardos y fuegos artificiales tuvo una grave repercusión en el año 2000. Un incendio se produjo en el almacén de fuegos artificiales de la empresa SE Fireworks, un importador de cohetes de China que guardaba nada más y nada menos que 100 toneladas de explosivos en el centro de un pueblo. 23 personas murieron, incluidos 4 bomberos y 947 resultaron heridas, sacudiendo este tranquilo país en lo que se conoce como el Desastre pirotécnico de Enschede, una población al este de Holanda, en la frontera con Alemania.
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