Los directivos querían diferenciarse más de sus competidores por lo que realizaron una estrategia más agresiva, alejándose de las series clásicas y centrándose en un público joven-adulto, de entre 18 y 35 años, abrazando la popularidad creciente de Internet y la cultura tecnológica, abriendo puertas a la experimentación y dejando claro que la animación no era un tema exclusivo para niños. Este cambio empezó en 1998 con el estreno de South Park pero desembocaría en un relanzamiento definitivo del canal en 1999.
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