Los mamíferos, también los humanos, tienen un olor corporal único, determinado genéticamente. Esta información olorosa se transmite a través de los fluidos corporales como la orina o la saliva. Sin embargo, existen factores externos, especialmente la comida –como el ajo-, que pueden influir en este olor y podrían llegar a enmascararlo hasta el punto de no hacer reconocible al individuo. También www.elmundo.es/elmundosalud/2008/11/03/biociencia/1225728361.html
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