A pesar de sus doce años Thalor ya era un recolector avezado. Podía seguir una tubería secundaria durante kilómetros, discernir los sonidos previos a que una sección se inundase de gas, elegir la gotera correcta para beber ó acechar a una rata en la oscuridad. Eran nómadas, su tribu recorría el entramado, siempre por debajo del décimo nivel. No se les permitía ir mas allá.
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