El primer reactor de este tipo, que se construye en Finlandia, lleva tres años y medio de retraso tras ocho reajustes de calendario, y el presupuesto inicial del 3500 millones ha pasado a 6000. El segundo, en Francia, anunciará este mes los primeros retrasos. Por eso se habla del "síndrome Concorde" de esta tecnología francesa: un ingenio de indudables prestaciones, pero de complejísima construcción, fuera de precio de mercado, y por tanto, finalmente invendible.
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