A veces las células envejecidas se vuelven rebeldes. En lugar de suicidarse, estas células acechan en nuestros corazones, hígados, riñones y cerebros, donde promueven la enfermedad en silencio. Los científicos han sospechado durante mucho tiempo que estas células "senescentes" nos hacen envejecer, pero deshacerse de ellas sin dañar las células sanas normales ha sido un desafío. Ahora, un esfuerzo de colaboración entre la Erasmus University en los Países Bajos y el Buck Institute for Research on Aging en California puede tener una solución.
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