Lo que sí haría es recomendar y avalar al próximo ministro de Economía, alguien que, por supuesto, no viera con malos ojos una posible fusión entre BBVA y Bankia. El camino estaría allanado si Francisco González ocupa un cargo político en el nuevo Gobierno y abandona la entidad financiera. Rato se convertiría de esta manera en el presidente de un gran banco. A la misma altura que Emilio Botín.
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