Una obra artística o cultural debe tener un precio unitario y cierto, al margen del uso al que se destine. En él deben estar reflejados los beneficios y costes por unidad. Y punto. Jamás debe ser permitido el cobro preventivo al margen del posible uso. Es inmoral cobrar a alguien un canon sobre un CD “por si se le ocurre descargar algo”. Tenemos que buscar nuevas soluciones a nuevos problemas, no ahondar más en los antiguos. Hay que buscar nuevos modelos de negocio, no perpetuar inmoralmente los que se desfasan.
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