Aznar, presionado por su esposa, apoya la iniciativa. Gallardón promete que Botella será la próxima alcaldesa de la capital. Rodrigo Rato no se anima a lanzarse, aunque sus ex-secretarios de Estado dan la batalla por él. Lo cierto es que al vicepresidente económico le agrada hoy más buscar negocios para Lazard que hacer política. Al final, Aguirre arroja la toalla y Rajoy será presidente, aunque ella se convierte en disidente
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