No sería la primera, ni la segunda, ni la tercera. Tampoco sería la última vez que usted va cansado al trabajo (si es que tiene la suerte de tener trabajo). Pongamos que esta noche usted no ha dormido bien. Puede que alguno de sus hijos esté enfermo y se despierte reclamando su cariño cada media hora. Puede que sea usted el que tenga un virus intestinal que le manda al baño cada cuarenta y cinco minutos. Quizá ocurra que algún problema le ronda la cabeza y no le deje conciliar el sueño. Puede incluso que no haya dormido porque le tocó estar...
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