A la lideresa sólo le importa ganar o ganar, estaría dispuesta a romper el PP y resucitar el Partido Liberal si fuese necesario. Ni toma prisioneros ni perdona a los neutrales, o con ella o contra ella. Rajoy, por su parte, no quiere pasar a la historia como el presidente del PP bajo el que se rompió la unidad de la derecha española; y esa cautela, real o exagerada, le casa tan bien con su natural pacífico que parece capaz de fumarse un puro mientras Génova 13 arde. ¿Y Gallardón? El enemigo de su enemiga es ahora su amigo...
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