El exceso de velocidad se pretende controlar con la instalación de radares. Sin embargo, en algunos puntos como en un pueblo de Tarragona su existencia está siendo más que un quebradero de cabeza. En la N-240 se ha colocado uno de estos dispositivos sin ningún tipo de señalización. Los vecinos, entre ellos, alcaldes y policías, ya han recibido desde mediados de junio unas 800 multas.
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